lunes, 13 de octubre de 2014

Robots como terapia para ayudar a niños autistas

 
Un proyecto de investigación desarrollado en España está estudiando su eficacia en la mejora de las habilidades sociales, comunicativas y cognitivas de los pacientes, y en la reducción de síntomas secundarios, como la irritabilidad o la agresividad empleando estos robots como intermediarios entre el niño y el terapeuta, o entre varios niños facilitando la relación social.

Los robots permiten una interacción social tan sencilla y predecible que reduce el estrés y la presión en los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). La finalidad es poder usar en las terapias con estos niños, humanoides programables de 58 centímetros de altura, especialmente diseñados para la interacción con personas con el fin de mejorar su comunicación social.  


El estudio tiene una duración de 9 meses, y se está realizando con niños con TEA de edades comprendidas entre los 4 y los 7 años, quienes reciben sesiones semanales de terapia con seis robots. Los robots empleados disponen de dispositivos que activan el reconocimiento de imágenes y voz y cuentan además con un sintetizador de voz para comunicarse en lenguaje natural y pueden realizar gran variedad de movimientos, como caminar, realizar gestos con los brazos, mover la cabeza o coger objetos. 

Con esta finalidad, la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (FISABIO), la Universitat Jaume I (UJI), los departamentos de Salud de La Ribera y Manises e IDINEA (Instituto de Diagnóstico e Investigación de Niños con Espectro Autista) han puesto en marcha este proyecto de investigación para evaluar la eficacia de las terapias asistidas con este tipo de robots en niños con TEA. 


Este proyecto está siendo dirigido por un grupo pluridisciplinar experto en robótica y diagnóstico y terapia del autismo, formado por el  doctor Enric Cervera Mateu, del Laboratorio de Robótica de la UJI, junto a María Celeste González, directora el equipo IDINEA, y las doctoras Josefa Juan Martínez y María Isabel Cabezudo, investigadoras principales de La Ribera y Manises respectivamente, entre otros profesionales.

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