miércoles, 14 de enero de 2015

El chihuahua que camina gracias a la impresión 3D inspira un portal de carritos para perros discapacitados

El chihuahua que camina gracias a la impresión 3D inspira un portal de carritos para perros discapacitados

Lunes, 29 Diciembre 2014
El chihuahua que camina gracias a la impresión 3D inspira un portal de carritos para perros discapacitados
Los lectores de imprimalia3D conocieron a principios de septiembre de 2014 la historia de TurboRoo, un perrito chihuahua que nació sin sus patas delanteras y que gracias al empeño de una veterinaria llamada Ashley Looper y a la colaboración de un par de compañías del sector de la impresión 3D puede caminar mediante un dispositivo en forma de carrito con ruedas especialmente diseñado para él.
Tras conocerse su conmovedora historia, TurboRoo consiguió más de 66.000 seguidores en Instagram y será proclamado perro del año 2014 en Los Angeles.
Cuando ni siquiera ha cumplido un año de edad, el perrito suma otro hito a su extraordinaria trayectoria: se ha convertido en la mascota y símbolo inspirador de una pequeña empresa denominada TurboRoo Designs (Diseños TurboRoo), cuyo objeto social es la creación de carritos impresos en 3D para ayudar a caminar a otros perros discapacitados y en circunstancias similares a las del chihuahua.
Tras una demostración de la movilidad de TurboRoo con su carrito de ruedas impreso en 3D en una conferencia de Purina (marca de alimentos para animales domésticos) celebrada en Nueva York durante el pasado mes de octubre, la empresa que lleva el nombre del can espera vender dos o tres carritos cada semana, al precio de 300 dólares cada uno.
La historia de TurboRoo comenzó cuando fue llevado al Departamento de Veterinaria de Chatham Arc, en julio de 2014. Su propietaria declaró que había cuidado de él durante sus primeras cuatro semanas y que en ese tiempo lo había llevado a cuatro veterinarios, todos los cuales recomendaron que fuera sacrificado. La dueña no quería su muerte, pero como tampoco se sentía con fuerzas ni capacidad para seguir velando por el animal, al que le faltaban las dos paras delanteras y no podía andar, pensó que tal vez se pudiera encontrar a alguien que se hiciera cargo del perrito y así salvarle la vida.
Ashley Looper, de 24 años, lo adoptó de inmediato: "Me enamoré de él", declaró. Colocó el diminuto perro en el bolsillo de su uniforme y según la veterinaria, "se veía como un canguro asomando por encima".
Ella y el oficial de policía de Tráfico Ray Hurt se llevaron al perrito a su casa. El nombre de TurboRoo también tiene su pequeña historia. Hurt, de 32 años, dice que Turbo hace alusión a su dedicación como policía de Tráfico y también a una película del mismo título, en la que un caracol supera grandes obstáculos para ganar una carrera. Cuando TurboRoo se echó sobre el suelo sin sus patas delanteras, Hurt lo vio como si fuera el caracol Turbo de la película, de ahí el nombre con que lo bautizó.
Tras la creación de la empresa TurboRoo Designs, sus promotores confiesan que se han percatado del gran número de animales que nacen con el mismo defecto que el perrito chihuahua, y dada la demanda que empiezan a tener, el equipo trabaja a destajo para atender todas las peticiones.
Las personas interesadas en los carritos deben dar tres mediciones para que los especialistas de TurboRoo Designs diseñen el material personalizado para cada animal.
La materia prima de los carritos es el plástico y son creados con una impresora 3D por un jubilado de Indianápolis con el que contactaron por Internet y que tras su retiro de la vida laboral se compró una impresora 3D MakerBot por 2.400 dólares y se dedicó a evangelizar sobre la impresión tridimensional recorriendo escuelas, bibliotecas y clubes de su estado haciendo demostraciones con la máquina. Ahora ha hallado una nueva misión en la fabricación de carritos para perros minusválidos.
Los productos que fabrica por ahora la empresa que lleva el nombre del chihuahua son el carrito de ruedas, por 300 dólares; ruedas de repuesto, por 12 dólares, y correas de velcro que se colocan sobre el arnés para evitar que el perro se dañe con el roce, al precio de 3 dólares.

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