lunes, 19 de enero de 2015

La robótica aplicada a los problemas de movilidad


Carmen es el nombre de la silla de ruedas inteligente a la que Miguel Fernández Carmona le ha dedicado buena parte de los últimos años de su vida. Equipada con un ordenador, sensores láser y dispositivos para medir distancias, el objetivo era ayudar a los usuarios con problemas de movilidad, pero sin dárselo todo hecho.
«Tomábamos la información de la persona que conducía y le dábamos más o menos autonomía. Se trata de que la persona siempre tenga algo de control, porque lo que los médicos nos pedían era que el paciente tuviera que esforzarse», relata este joven ingeniero de Telecomunicaciones de la UMA, doctor desde febrero, cuando leyó su tesis, centrada en la robótica asistiva.
El proyecto de la silla de ruedas, que desde 2008 ha involucrado a un buen número de profesionales, supuso para él una experiencia que le marcó, sobre todo cuando iniciaron las pruebas con pacientes en una clínica italiana especializada en este tipo de lesiones. Cerca de 80 personas hicieron uso de Carmen, en una etapa que sirvió para mejorar algunos aspectos del proyecto. 

Intercambio de Datos


En su tesis, quiso ir más allá dentro del software de Carmen para ajustarlo más todavía a las características de cada persona.
«Tras medir una serie de parámetros, trazaba una ruta diferente en el espacio para ir de un sitio a otro en función de las dificultades del paciente».
El equipo del que él ha formado parte pretende ahora que el trabajo de todos estos años pueda ser utilizado por otros investigadores en robótica. Por eso, Miguel Fernández se está encargando de adaptarlo a un sistema operativo universal para impulsar un intercambio de datos más eficaz. Paralelamente, colabora en otro proyecto similar a cargo de otro investigador de la UMA, Joaquín Ballesteros, que ha querido aplicar la robótica asistiva a un andador.
«Estamos viendo cómo aprovechar el trabajo que hicimos con la silla al andador. No es el mismo software, pero sí el mismo paradigma. Es distinto, porque el andador requiere de la fuerza de la persona, mientras que la silla se manejaba con un ‘joystick'», explica.
Fuente

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