Madre emprendedora fabrica juguetes para
discapacitados
Alejandra no encontró en tiendas artefactos especiales para su hija, que
padece autismo, y decidió hacerlos ella; ahora los produce bajo pedido, según
las necesidades de cada niño.
Hace
tres años Alejandra Moreno —psicóloga de profesión— buscó en las tiendas
departamentales juguetes para su hija, que padece autismo, y no los
encontró.
En
México no había juguetes diseñados para los niños con capacidades
diferentes; Alejandra buscó entonces alternativas con especialistas y
fundaciones, quienes la guiaron vía internet hasta encontrar lugares en Europa,
Estados Unidos y Canadá, donde sí existen estas opciones lúdicas.
El
problema fue que ninguna de esas tiendas quiso venderle, pues argumentaron que
los costos de envío y trámites de aduana en México salían más caros que el
costo del juguete en sí.
“Platicando
con mi papá, en la desesperación, me dijo: ‘¿Y por qué no los haces tú?’, y
dije, pues sí, ¿por qué no los hago yo?”, recordó Moreno en entrevista con
MILENIO.
Juguete Terapia
El
nombre del proyecto que inició esta psicóloga para fabricar
artesanalmente juguetes para niños con capacidades diferentes es
Juguete Terapia. Sobre la marcha ha elaborado opciones lúdicas para
menores diagnosticados con síndrome de Down, autismo, discapacidades visuales,
motoras y auditivas.
Los
primeros fueron diseñados para su hija Valentina; pero este trabajo no lo
comenzó sola, sino con su mamá.
“Empecé
a comprar madera, eché a perder tres taladros, quemé 25 mil cosas en el camino
y, bueno, unos juguetes nos quedaban mejor que otros. Aunado a ello
tampoco sabía coser, mucho menos pegar un botón. No tenía máquina, todo lo
cosíamos a mano y era cansadísimo.”
Los
primeros pedidos, curiosamente, fueron en un restaurante. Valentina estaba en
el área de juegos con una cobija que además de colores primarios, llevaba
pequeñas bolsas con peso; su mamá la diseñó así porque, explica, cuando los
autistas se cobijan con ella experimentan una contención similar a la de un
abrazo.
Una
mujer que estaba en otra mesa le preguntó dónde la había comprado, porque
quería una para su hija. Cuando supo que ella la había confeccionado, preguntó:
“¿Te puedo encargar una?”.
Con
la experiencia de una modesta clientela, Alejandra desarrolló un concepto que
llama “juguetes con receta”, un procedimiento que no es tan sencillo como
suena.
Primero,
los padres del niño deben proporcionarle el diagnóstico y las indicaciones del
médico o terapeuta del menor. Después, Alejandra estudia ese tipo de
discapacidad para conocer a detalle las necesidades del pequeño, y es en esta
parte donde involucra su experiencia como psicóloga.
Por
último, con toda esta información, se enfoca a la parte creativa, diseñando un
objeto que ayude a resolver la necesidad del niño de manera divertida.
Ideas colectivas
“No
solo hay ideas mías, hay también de los papás, de las fundaciones, los maestros
y psicólogos. Al principio, cuando elaborábamos los primeros juguetes, mi
hija estaba al lado. Y como necesitaba entretenerla mientras confeccionaba, le
adapté una pequeña mesa como si fuera su propio taller. Indirectamente esto le
ayudó a ser más desenvuelta y menos tímida con la gente”, explicó.
Alejandra
ya no trabaja sola; ahora cuenta con un pequeño equipo de tres carpinteros y
tres costureras a quienes ha enseñado —sobre la marcha— el mundo de
los juguetes para niños con capacidades especiales. Utiliza colores,
texturas, formas, sonidos y todo cuanto se le ocurra.
Por
ejemplo, ideó un cuento de tela que se puede limpiar en lavadora
para evitar que los niños chupen o rompan el papel. Un calendario visual de
madera (basado en otro juguete español) que ayuda a los niños
autistas para agendas diversas actividades.
También
fabrica un memorama hecho con piezas de madera para que los niños desarrollen
los sentidos a través de diversas formas y texturas, y otro
de aromas para niños cuyas discapacidades les impiden relacionarse
con determinados olores.
“Hay
niños que no toleran ciertas sensaciones, por ejemplo, en algunas enfermedades
los niños no soportan el sonido alto o determinados sonidos. Hay otros que se
ponen muy mal con ciertas texturas como, por ejemplo, la mezclilla: para
nosotros puede ser suave y gruesa, pero para ellos a veces es tan rígida que
lastima su piel cuando son muy sensibles”, detalló la psicóloga.
Estos juguetes permiten
al niño jugar solo o incluso acompañado de otros menores o familiares que están
sanos, lo que da pie a que puedan interactuar con otros grupos, pues
regularmente las discapacidades aíslan a quienes las padecen.
Juguete Terapia
tendrá este mes una página web con una gran variedad de productos y juegos
lúdicos, que costarán desde 80 hasta 5 mil pesos.
“En
realidad, desayuno, como y ceno este tema, y me siento muy honrada de ser la
pionera en México de esta clase de juguetes. La idea es que cualquier niño, sin
importar sus características físicas, tiene derecho a algo tan indispensable
como lo es el juego”, concluyó.
Miriam Sánchez Martos
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