Nicolas Huchet, un francés de 32 años que a los 19 perdió la mano derecha trabajando como mecánico en una fábrica,
ha convertido su discapacidad en motor de innovación y emprendimiento, de forma que ahora fabrica prótesis biónicas de bajo presupuesto a partir de una
impresora 3D. "No quiero vender manos biónicas, quiero construir mi mano y participar en la reparación de mi cuerpo, pero también de mi autoestima. Lo más importante es el equilibrio mental", explica Huchet en una entrevista a EFE.
Su proyecto es uno de los 10 finalistas del concurso Google Impact Challenge, que el próximo 8 de octubre dotará a una de esas iniciativas con medio millón de euros de financiación. Se llama 'My Human Kit' y, más que un concepto tecnológicamente revolucionario, quiere provocar un cambio social: aspira a que cualquier discapacitado del mundo pueda fabricarse su propia prótesis gracias al conocimiento compartido gratuitamente por otras personas en su misma situación.
"Solos no somos casi nada", comenta Huchet mientras alterna una mano mecánica "de pinza" que le paga la Seguridad Social francesa con su prototipo naranja chillón, una mano que tendrá movilidad en cada uno de los dedos y será cada vez más "robusta, resistente, impermeable, rápida y precisa". El dispositivo se llamará Bionicohand y "podría costar entre 1.000 y 1.500 euros", frente a los 65.000 euros de media de las versiones comerciales
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