miércoles, 5 de noviembre de 2014

Rediseñando la pinza de colgar la ropa

25 mayo 2010 

El diseñador inglés Mr.Tank busca “hacer las cosas de manera diferente”, pensando en objetos cotidianos que, aunque son buenos en su función, distan mucho de ser perfectos.
Inspirado por ver diariamente el sufrimiento de su vecina al colgar la ropa (Shirley sufre de artritis), Mr. Tank ha decidido cambiar totalmente el concepto de pinza, un instrumento que apenas ha sufrido dos modificaciones a lo largo de su historia. Con la de Mr. Tank es la tercera.
Las pinzas para colgar la ropa, tal y como las conocemos actualmente, son un invento relativamente reciente. Antiguamente se utilizaba un taquito de madera con una hendidura en el centro, que se colocaba verticalmente de modo que oprimiera la prenda. El sistema funcionaba, pues en aquella época se utilizaban telas rústicas.
Sin embargo, cuando comenzaron a usarse prendas más delicadas, ese tipo de pinza deterioraba los géneros. Luego llegó la conocida pinza de dos piezas idénticas unidas por un simple resorte.

Con leves variaciones, su tamaño estándar guarda una relación lógica con las proporciones de la mano humana en plenitud de facultades.
Los enfermos de artrosis se convierten en prácticamente inútiles ante un objeto tan simple como una pinza, al tener que hacer presión con el dedo pulgar.
El sistema de Mr. Tank consta de un mecanismo de cierre y una empuñadura de goma flexible que se apoya en la ropa. Si ésta tratara de salirse de la cuerda por el peso o por el viento, la empuñadura de goma se desplaza, aumentando la presión sobre la prenda.
De este modo se permite la utilización de un muelle muy ligero que se acciona con la palma de la mano en vez de con el pulgar, por lo que cualquier persona con problemas de agarre doloroso puede lograr una apertura y cierre de la clavija de manera sencilla y placentera.

Para lograr su objetivo, Mr. Tank trabajó con su vecina Shirley, a la que hizo probar hasta seis prototipos de su pinza antes de configurar el modelo definitivo, un sistema fácil de fabricar, barato y, sobre todo, no doloroso para personas enfermas o débiles.
Y se lo ha dedicado a su vecina, bautizándola con su nombre, a la que nunca más tendrá que ver apretar los dientes para lograr apretar una dichosa pinza de colgar la ropa.

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